Nuestra Tierra, un planeta vivo…

El considerar nuestro planeta como un único súper-organismo vivo y autorregulado, en el que todas sus partes, todos los seres vivos, desde virus, bacterias, plantas, animales, seres humanos, atmósfera, océanos y tierra, se relacionan entre sí e influyen las unas sobre las otras, fue planteado por primera vez en 1969 por el científico británico James Lovelock.

El Premio Nóbel de Literatura William Golding, autor de “El Señor de las Moscas”, sugirió nombrar esta idea, como Gaia, término asociado a la diosa griega Gaia o Gea, la diosa de la Tierra.

Tiene sentido imaginar a nuestro planeta como un ecosistema global, capaz de regularse a través de las contribuciones o aportes específicos y coordinados de cada una de las partes que lo conforman, para asegurar las condiciones óptimas que permitan la existencia de la vida planetaria.

El contenido romántico o mítico de la teoría es considerar a la tierra como a cualquiera de los seres vivos que conocemos: respirando, excretando, regenerándose, manteniéndose saludable o enfermándose, sufriendo la depredación o rebelándose ante el maltrato, negándose a morir, etc.… Como si fuese una gran red química o metabolismo global; el dióxido de carbono que exhalamos mientras caminamos por la calle tiene las mismas posibilidades de ser absorbido por un árbol en un bosque de China que por cualquier planta de esa calle; en síntesis: podemos entender al mundo como una sinfonía de “comunidades bioquímicas”. Las plantas, las algas y muchas bacterias pueden ser clasificadas como una sola comunidad bioquímica de fotosintetizadores; la comunidad de los respiradores, que exhala dióxido de carbono (casi todo, desde las ranas hasta las amebas) o la comunidad de los fijadores de nitrógenos, que toman nitrógeno gaseoso y lo transforman (básicamente, los microbios) y así el resto. Dicho de otro modo, este planteamiento nos obliga a dejar de ver al mar, la atmósfera, la flora, la fauna, etc., como nuestro medio ambiente y por el contrario nos ubica siendo parte de él y a ellos siendo parte de la vida, conciencia que todavía no tenemos.

El contenido científica o formal ha sido más difícil; de hecho, la idea de la Gaia inicialmente se ganó la hostilidad de una parte de la comunidad científica internacional que vio en ella una quimera simple, un invento de la imaginación, por lo que fue relegada al olvido.

Fue hasta marzo de 1988, en la Conferencia de la Unión Geofísica Americana (AGU), de. Patrocinada por la NASA, la Fundación Nacional de la Ciencia (NSF), la Mitre Corporación of McLean de Virginia y la propia AGU, en la que, reunidos mas de 150 científicos de casi todo el planeta, han debatido en forma seria la Hipótesis Gaia, retomándola con seriedad para transformarla definitivamente en Teoría, es decir, en una explicación estupenda acerca del cómo se puede interpretar en mejor forma el fenómeno de la vida en la tierra.

El núcleo de la hipótesis se basó en la constancia de la temperatura, el clima, los gases y el ambiente oceánico. La pregunta fundamental que Lovelock formulo fue: ¿Por qué el oxígeno atmosférico está constantemente en el 21 por ciento, el nivel necesario para mantener la vida compleja?. Para otros la clave hay que encontrarla en otro aspecto: en el flujo de la vida, de los procesos químicos de todos los organismos sobre el planeta.

En lo que a mi corresponde yo siempre tuve una idea similar, pero estirada aun mas, partiendo del hecho de todo lo que nos rodea es parte de una cosa que a su vez es parte de otra, unido a que la suma de las partes constituye el todo, siempre fue como la base de mi creencia en Dios y me ha dado respuesta a muchas interrogantes en mi vida sin tener que aceptar los credos, dogmas o libros sagrados de una religión particular.

Del mismo modo el swami Srila Prabhupada fundador del movimiento conocido como Sociedad Internacional para la Conciencia de Krishna, en “La Ciencia de la Autorrealización - Aprendiendo la ciencia del alma”, explica que : “la función de las partes es servir a la totalidad, tal como la función de las piernas, las manos, los dedos y los oídos es servir a todo el cuerpo. Nosotros, las entidades vivientes, siendo partes integrales de Dios, tenemos la obligación de servirle…. “

La primera vez que tuve noción de la teoría de la Gaia fue cuando leí el libro “La ira de la tierra” de Isaac Asimov & Frederick Pohl, un inquietante libro que muestra cómo la Tierra se rebela contra los daños que le estamos causando los seres humanos.

Los autores analizan los diferentes problemas medioambientales que amenazan nuestra supervivencia, y quizá la del planeta entero, así con las medidas que es necesario tomar de inmediato para cambiar el futuro.

El libro es interesante, empieza haciendo un análisis bastante completo sobre las consecuencias ambientales que dejó como resultado la Guerra del Golfo Pérsico, hasta sus capítulos finales en donde lo que se obtiene es un mensaje de esperanza, la posibilidad de un mundo restaurado, si comenzamos ya y no seguimos viendo mas a la tierra como una esfera de rocas con un manto de oxigeno y agua cubriendo su superficie… y por el contrario aprendemos a verla con amor y respeto, como lo hicieran nuestros antepasados lo que le llamaban delicadamente “la Madre Tierra” o “la Pachamama”.

La ira de la tierra

Isaac Asimov & Frederick Pohl

Índice de contenidos

• Introducción de Isaac Asimov
• Introducción de Frederik Pohl

· Principios básicos

1. La guerra medioambiental

1. Gaia y otras esperanzas
2. Inventar el futuro
3. Racionar la destrucción
4. ¿Hacia dónde vamos?

· Los problemas

6. El calentamiento

7. Tiempo de preguntas

1. El envenenamiento del aire
2. Quemaduras solares
3. El agua que bebemos
4. El mundo lleno de basura
5. La contaminación del espacio

· Las tecnocuras

13. ¿Qué podemos hacer al respecto?

1. Energía
2. ¿Cómo pueden salvar el mundo los contables?
3. Desplazarse: coches, trenes y aviones
4. Ajustar la casa y la granja
5. ¿Será muy difícil?

· El camino a seguir

19. ¿Hasta dónde quiere llegar?

1. Trabajo misionero
2. Apalancamiento
3. Organización y acción
4. Políticos
5. Política verde
6. ¿Merece la pena todo esto?

Si deseas leer el libro puede descargarlo haciendo clic AQUÍ.